I. AL ALBA.
Todo
empezó al alba: La luz, el zumbido atronador y las vueltas; y aquella energía
invisible que flotaba a su alrededor; y el calor, cada vez más intenso, que
llenaba todo su ser. Treinta segundos después, un timbrazo y todo terminó.
Luego, le echaron azúcar, pero esa es otra historia.
II. LA MEZCLA.
Luego,
le echaron azúcar. Al tercer terrón, Arquímedes demostró su principio y hubo un
derrame, seguido de un sorbo de amargura. Un removimiento cauteloso provocó un
diminuto remolino. Se había iniciado la ceremonia de la disolución. Al final,
se mezclaron y se convirtieron en uno solo, pero la dulzura prevaleció.
Parte
del café se derramó sobre los resultados del laboratorio. Juan lo limpió como
pudo y añadió leche al tazón. Bebió un largo sorbo y un intenso dolor oprimió sus
entrañas. Debía ir al baño inmediatamente. Cogió el informe para leer algo. Había
salido positivo. Tenía intolerancia a la lactosa.
CONSTRICCIONES INICIALES:
Tres microrrelatos de 50 palabras cada uno, que conformaran una unidad entre sí, pero que pudieran ser leídos independientemente.
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